miércoles, 3 de diciembre de 2008

Perdidos en la noche




Los animales de compañía son eso, compañía infinita. En estos tiempos en los que lo auténtico brilla por su ausencia, mirarse en los ojos de un animal que te acompaña en tus soledades caseras, es mirarse en el espejo del amor. Este artículo viene a raíz de las palabras de Fernando Sánchez Dragó, a raíz de la pérdida de su gato Soseki. Este gato, con nombre de escritor, Natsume Kinnosuke, un novelista japonés, era el sueño de su amo. Escribió hace ya unos años, la novela Yo, el gato, y era por ello, que Fernando le puso este nombre en honor a la novela y a su autor. En un programa de radio, su desconsuelo era el mismo de todos los que han perdido unos ojos como los de un gato que juega a tu lado, que traquetea contigo la vida, a cambio de nada. Tengo un perro perdido en un pueblo, y este verano estuvo en casa, en el jardín, pasando un verano de siestas sobre una maceta acomodada con una vieja toalla. Juagaba con las moscas que se le acercaban, y comía tranquilo junto a la manguera que noche tras noche regaba la hiedra junto a la que dormía. Se llama Tufo, y está perdido. Me lo regalaron por estas fechas, y era pequeño como un muñeco, color canela y ojitos tristes. En la pajarería que lo tenía, nadie le hacía mucho caso, hasta que alguien, bajo la insistente petición propia, decidió adoptarlo. Estuvo por varias casas, hasta que este verano, saboreó la brisa del mar, como ningún otro perro. Me miraba, y me entendía, en esos silencios en los que nadie te entiende, en los que la mirada de uno se confunde con la del otro, hasta que tu mano se decide a acariciarle sus pequeñas orejas, y se queda a tus pies, dándote las gracias. Mi perro no tenía un nombre literario, no lo pensé, podría habérsele puesto, y son en estas noches de frío, cuando mi casa sigue con el calor de la calefacción, cuando me pregunto, dónde estará este animal extraviado. Los animales son eso, el espejo de uno mismo, el ver lo poco que a veces se necesita, y el exceso en el que vivimos. Paseo por Murcia, con las gentes de un lado a otro, y sus ojos no aparecen, ni por esta ni por aquella calle. Entiendo a Fernando, con su gato perdido en la ausencia, y comprendo que las emociones que se expresan, nunca están de más si se hacen desde el corazón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nola Natic!

Mi nombre es Rosa y ya que veo que te interesan los animales y el dolor que causa su pérdida, me he permito darte la dirección del blog http://soylolailo.spaces.live.com/?1c:3082

Lo creeé cuando murió trágicamente mi perro Lolailo, para canalizar el dolor, homenajearlo y, sobre todo, transformar esta energía en algo constructivo: un lugar de apoyop a los animales y de protesta contra las faltas de respeto que "los auténticos animales les causan".

Por favor: visítalo y deja tu comentario y si puedes, hazle publicidad y pásalo a tus contactos para que hagan lo mismo: me gustaría que el blog no muriera, ¡los animales lo valen!

Un abrazo.
Mil gracias.

Anónimo dijo...

Nola Natic!

Mi nombre es Rosa y ya que veo que te interesan los animales y el dolor que causa su pérdida, me he permito darte la dirección del blog http://soylolailo.spaces.live.com/?1c:3082

Lo creeé cuando murió trágicamente mi perro Lolailo, para canalizar el dolor, homenajearlo y, sobre todo, transformar esta energía en algo constructivo: un lugar de apoyop a los animales y de protesta contra las faltas de respeto que "los auténticos animales les causan".

Por favor: visítalo y deja tu comentario y si puedes, hazle publicidad y pásalo a tus contactos para que hagan lo mismo: me gustaría que el blog no muriera, ¡los animales lo valen!

Un abrazo.
Mil gracias.