domingo, 31 de agosto de 2008

El verano está haciendo las maletas


Este día 31 sabe a no se qué, a algo me he dejado por hacer y no sé bien. Lo cierto y verdad, es que el mes de Agosto termina hoy, y mañana viene Septiembre con sus cosas de siempre. La ciudad acoge un sin fin de fiestas, para hacer cuerpo a la vuelta al trabajo, actividades para niños y grandes en dos semanas en las que se confita la vuelta al cole, con las últimas compras por hacer de material escolar y exámenes colganderos que dejan los nervios en un puño a los despistados de turno. Recoger bártulos, abrir el frigo y ver que no hay nada, listado de compra para el día siguiente, plantas que no han sobrevivido a mi ausencia, y que me miran de reojo con sus hojas más en el otro mundo que en este. La casa anda con las ventanas abiertas, y las cortinas volanteras de un lado a otro, refrescando pasillos dormidos estas semanas atrás. Suena el timbre, ya voy, ya voy, que sí, que vas a cenar a casa de los abuelos, si bajamos o nos quedamos. Pues habrá que ir. Buenas noches lectores perdidos y hallados en mitad de este mar, mañana será otro día.

miércoles, 20 de agosto de 2008

El viaje a ninguna parte


Suele pasar, alguna que otra vez, que la desdicha se vuelve cotidiana y cercana. Hoy el día pinta tintado de negro, como la fotografía que acompañan estas letras, tintado en medio de esta tarde de Agosto. Volamos de manera frenética, como hormigas en un hormiguero, en un canal continuado de trasiego por el mundo, y vamos de destino en destino, con las maletas a cuestas, de aeropuerto en aeropuerto. Los viajes a ninguna parte simepre empiezan tiempo atrás, con el pensamiento, con la idea, con la tarjeta que lo paga, con un número en el calendario de la cocina que se ve envuelto en un círculo rojo o verde. Entonces las maletas abren sus bocas y se bajan la cinturilla tragando sandalias, pantalones planchados con esmero, libros por si acaso, y cosas, de esas que llevamos de un lado a otro, como hormigas en el hormiguero. Las prisas, los niños que se quedan con alguien, la puerta cerrada con doble cierre, y el gas apagado. Todo cerrado, hasta la vuelta. Los viajes son adrenalina, hasta ese momento en el que te sientes en tu sillón numerado, rodeado de extraños que comparte esa extraña felicidad compartida de ser usuarios del viaje a ninguna parte. Cada vez que vuelo, la misma sensación, será este el vuelo que no llega al aeropuerto. Hoy salió, y sus alas se convirtieron en un pájaro de fuego en mitad de Barajas. Un número que a lo largo de la tarde ha ido vistiendo de luto los hogares de todos aquellos que viajaban al mundo de ninguna parte. Miro al horizonte de esta playa, adornada en la orilla con barcos amarrados, mecidos bajo el traqueteo marino, y pienso, cuánta dicha estar en esta orilla.
Nati Mus

lunes, 18 de agosto de 2008

La foto del verano

Los periódicos sueltan por estas fechas la oferta del concurso fotográfico "La foto del verano". Cientos de internautas mandan sus instantáneas estivales, plasmando realidades por doquier, rincones visitados y situaciones familiares que se repiten en muchas casas. Está la foto del atardecer, de la playa rocosa con el mar haciendo de las suyas, jugueteando en la orilla, de animales de compañía ataviados con gafas de buzo, cervezas y disfraces varios. Pero la foto del verano, la que se me queda como recuerdo vergonzoso de la suerte que tenemos algunos, es la de la portada de esta guerra que inunda el papel y los telediarios. Una Georgia bombardeada y asolada, frente a las medallas de Pekín, y a los flashes retratando resultados bajo el cronómetro. Me imagino, allá, donde hasta Dios pierde la fé en sí mismo, las medallas que se cuelgan son la de la supervivencia. La de no encontrar a tus hijos muertos porque un avión haya pulsado su destino explosivo. En estos casos, los telediarios parecen absurdos, en medio de sus noticias, dando paso tras el anuncio de sangre y muerte, a unas jornadas gastronómicas en el norte de España. Y te quedas sentada, viendo cómo el mundo gira en esta vorágine absurda y ridícula de muerte injustificada, yo cuelgo hoy una foto con un atardecer, una paz que se queda para el recuerdo, esperando a que algún día, la foto del verano sea la de la tranquilidad.
Nati Mus

domingo, 17 de agosto de 2008

Se cierra el telón




Hoy domingo, el telón se queda bajado hasta el próximo verano. El Festival Internacional del Cante de las Minas ha brillado este año con esa intensidad propia del resurgir de la cultura en plena eferverscencia, y se nos antoja a los que andamos inmersos en este mundo como una necesidad en mitad del verano. Las playas ondean sus banderas rojas en medio de la salinidad, y la Unión, ha ondeado el rojo del flamenco y de la pasión. Como un clavel engalanado en el pecho de los allí presentes, nos llevaremos ese perfume prendado en la solapa y el escote, para el resto del año. Las tardes olían allí a colonia, a traje recién planchao, y a paseo intermitente ante la espera de que sus puertas se abrieran al público. Han habido días de entradas agotadas, de gente preguntando hasta minutos antes de la actuación, si quedaban entradas. El arte no entiende de asientos, sino de aplausos enfervorizados, de flashes relampageando entre acto y acto, y de manos que se alzan en medio de la oscuridad del público, y que se brindan para acercarse al artista y darle las gracias por su arte y salero. La Unión se mece entre aplauso y aplauso, con un hasta siempre, y con miles de gracias a todos los que hacen posible, que el cante se vista de oro noche tras noche.
Nati Mus

sábado, 9 de agosto de 2008

José Lucas en La Unión




Enamorarse del color es enamorarse de José Lucas. La Unión ha servido de tablero cultural en este mes de Julio, para albergar uno de los cursos impartidos por la Universidad del Mar. La obra de este genial artista sólo se ve superada por su propia persona, en donde la magia se hace presente con cada palabra surgida en el entorno, en el encuentro pictórico, en la cotidianeidad del momento. La certeza del trazo, la mirada profunda y el color constante, que fluyen de una manera entrelazada, dan paso al resurgir de la primavera en sus cuadros. Nos hemos adentrado en el curso y la creatividad, lejos de la atadura convencionalista, ha dado paso al resurgir de la necesidad poética y pictórica que el hombre lleva en su interior. Mirar la obra de José Lucas, es rendirse al arte en todas sus manifestaciones.

Encuentro pictórico en La Unión

Renace un limonero con su verde quebrado bajo el sol, mientras las palmeras ondean en el horizonte, perfilando un paisaje tostado por el calor. La mañana se despierta, las puertas se abren, y los coches van entrando, la finca se va despertando. Botes de pintura abren sus pequeñas bocas, y humedecen los pinceles con sus colores rebosantes en mitad del calor. Agua, papel y mano, todo está por empezar. Qué tal has dormido, pareces tener cara de cansado, no, ayer no me acosté demasiado tarde, el puerto se quedó conversando conmigo acerca del horizonte infinito, de barcos amarrados al puerto, de cosas de mar. Me gusta cómo va quedando, dale un poco de naranja por aquí, y este no lo toques, déjale secar. Dime algo más, ya sé que de todo hay que hablar. Me cuentas de tu tierra, de la mano de tu madre acariciándote el pelo, como si aún fueras un niño pequeño. De tu Cieza, de tu tierra siempre en la palma de tus manos. Será ese verde que pintas, un trozo de aceituna que siempre queda por tus manos. Sí, el Café Gijón es un lugar al que ir, aún no he pisado ese Madrid del que tanto hablas, y espero a que atiendas al grupo, mientras te sigo observando. Te detienes junto al resto de compañeros, y todos se dejan arrastrar por esa estela que dejas cuando pasas por su lado, cristalina y brillante. ¡Agua!, que no falte el agua, esos pinceles los quiero limpios, acércame el bote de cola, -¿no te importa?, y los cuadros empiezan a coger una vida desconocida. Te preguntamos, y nos contestas como si toda la vida hubiésemos estado hablando, te inunda la poesía, los poetas surrealistas, y una admiración por la palabra que taladra el folio. Suena el teléfono, y tu voz inunda la estancia, haces presente a aquel con quien hablas, y nos trasladas a todos allá donde tu voz resuena, en otra parte del mundo, en un Biarritz desconocido, y te despides con un enseguida ponemos en marcha lo que te mandé. Hace calor, y el tiempo apremia, estamos en el meridiano del curso, el tiempo se nos escapa, a pesar de querer para todos ese instante de genialidad que compartimos contigo en mitad de papel que se acaba, del acrílico desnudo frente al blanco níveo, y el suelo se sigue llenando de color, tapizando una alfombra colorista, en mitad de la nada florecida. Una manguera riega el césped que crece junto a la terraza, parece lamentarse de tu pronta partida, y te devoramos en preguntas. Se ha hecho la hora de comer, y partimos en caravana hasta el pueblo, desierto por el calor del mediodía, y una mesa nos reúne para compartir el pan del artista. La tarde da paso a las tertulias poéticas y cinematográficas, y el arte sigue su cauce, como torbellino en el horizonte. La Unión se mece al compás de tu paso, y se despide con un hasta pronto, en medio de este singular curso, en el que la vida se funde con el color de tus cuadros.

Nati Mus