jueves, 9 de abril de 2009

La procesión de los coloraos

Ayer Murcia se teñía de rojo, las calles de Murcia, sobre todo aquellas por las que la procesión de Miércoles Santo pasaba, se convertían en arterias, en venas repletas de vida en estas fiestas, para unos de buen gusto, para otros un absurdo. Fuera de posicionamientos, el Barrio del Carmen de Murcia, ofrece a todo aquel que quiera asomarse, una colorida estampa. Caramelos, a granel, niños que reparten caramelos, mayores que lo hacen, y un montón de gente que participa de esta procesión. Lo bueno es que terminas conociendo a media ciudad, se juntan los que conoces del colegio, los que conoces del Instituto, los de la Universidad, y los del trabajo. Aunque en estas fechas, bien podrían añadirse, los compañeros de la lista del paro. Los críos son los que más disfrutan este día, los padres, madres, tíos, abuelos, primos, sobrinos, amigos y todo lo que conforma el ente social se las pañan para guardar sillas en primera fila, sentarse y pasar la noche. Se suele estar sentado alrededor de dos horas y media o como mucho tres, así que los que tengan la vegija ligera que se preparen porque luego es un tanto incómodo buscar una zona de paso que te permita ir a echar una gota a un bar cercano. También tenemos en estos quehaceres de procesiones a los que llegan a última hora, son amigos o familiares de toda la vida, te hacen que les reserves sillas para más de tres personas, y luego llegan a mesa puesta, a punto de empezar la procesión, se sientan y hasta se olvidan de decir, cúanto cuestan las sillas. Para todos estos menesteres e imprevistos, se recomienda avisar con antelación del coste de las sillas y de los posibles turnos antes de estar horas reservando sillas bajo un sol impertinente.

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