viernes, 16 de enero de 2009

Comprar en la Plaza de Abastos


Siempre lo he pensado, comprar en los Grandes Almacenes, en Hipermercados como Eroski, Carrefour o Alcampo son lo más impersonal del mundo, vas como alma en pena, recorriendo enormes pasillos para recoger tu lista de la compra, el pan en una punta, la cerveza en la otra, y empujando un carro enorme. En ese trasiego de compra, te sirves tú mismo, te coges las verduras, las metes en una bolsa y las colocas en el peso colgante en medio de una extensión de metros rodeada por grandes carteles en rojo y blanco que te deicen 2 por 1 o 3 por dos, o segunda unidad a mitad de precio. Cuando llegas a la caja, a veces ni si quiera te saluda quien te atiende, los productos rulan por la cinta transportadora y sacas tu tarjeta, la visa, la travel club, la de los puntos para cuando consigas 3000 te adjunte un vale descuento de 10 céntimos, y así va la cosa. LLegas a casa, y has hablado con la radio, en voz alta, sola, pero hoy he ido a otro sitio, La Plaza de Abastos de Murcia. Gente, te codeas con la gente, hablas, te miran a los ojos, te preguntan, te sonrien, hablas con la señora de cincuenta, la de cuarenta, la abuela de ochenta que va religiosamente a comprar unos dulces en el puesto nº 12 para sus nietos, cuando van a casa los domingos por la tarde. Y oyes las conversaciones, no te entretengas, pasa para acá, lleva esto a la calle del señor Fermín, y así va todo. Se te acerca la mujer del puesto de flores, y te dice que estas flores sólo las traen de vez en cuando. Los botes de tomate frito brillan desde la estantería con cierto encanto, con sus precios en cartoncitos pequeños, con sus números inclinados, y todo dispuesto como si de una juguetería se tratase. Es eso, ahí no existen el dos por uno, existe la persona. Les recomiendo, que si han sucumbido a la vorágine de los grandes almacenes, se pierdan un día por cualquier mercado, me valen los que semanalmente plantan sus puestos un día a la semana, y empápense de ese ambiente, volverán a casa con una sonrisa pintada en su boca, la misma que tengo mientras escribo este costumbrista artículo, muy buenos días apreciados lectores.

No hay comentarios: