jueves, 7 de mayo de 2009

Se alquila, se vende, se cierra, se olvida...

LLevo un tiempo observando ciertos carteles, una serie de carteles de derrota, los barrios se van apagando, los comercios de siempre ya no están. Cerró la tienda de decoración, con sus previos carteles de todo a mitad de precio, luego el setenta y cinco por ciento, hasta que se vaciaba todo tristemente, incluso por menos dinero del que al propietario le costó adquirirlos. Cerró la zapatería de la esquina, y ahora me miran sus lejas vacías cuando paso, sin zapatos, sin nada que te haga entrar o llamar al timbre como antaño, para decirle al que atendía, guárdeme estas botas para mañana. Así un local tras otro, intermitentes, como un reguero de migas de pan a mi paso, pero que de pan ya no tienen nada. Entras en las calles del centro, del casco antiguo, y sigue el mismo reguero, un camino parecido a la senda de los elefantes, la que hacen antes de morir. Estas tiendas marchitas, con sus interiores antaño rebosantes de gente, de luz y de color, nos miran vacías y huecas, ellas no entienden del plan E que pretende este gobierno volverlas abrir, creo que el polvo las dejará atrapadas en este sueño durante un tiempo. Y tú, tienes esta sensación de que algunas calles de tu ciudad se apagan y parecen borrarse del mapa, como si nunca hubiesen existido... Un beso, y muy buenas noches.

No hay comentarios: