viernes, 15 de mayo de 2009

Me acuerdo...

Recuerdo exactamente la mesa, junto al ventanal que da al paseo del puerto, recuerdo hasta el número de estrellas que alumbraban la noche, y hasta el sabor de la botella de vino blanco en la cubitera, hasta el sabor que se quedó enganchado a aquella tarde, de atún de hijada a la plancha. Las navajas, las almejas, el ajo para untar con el pan, el sorbete de champán, son momentos que se quedan y que vuelven con sólo recordar las gotas del frío deslizándose sobre el cuello de la botella.

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