Hace ya un tiempo Rosa me dejó unas cuantas películas, entre ellas "Caótica Ana", de Julio Medem. Es un director que personalmente me gusta bastante, el modo en el que fija el objetivo de la cámara y va añadiendo profundidad en sus tomas. Al igual que no puedo tragarme una película llena de acción y tiros, con las de Médem siempre digo, ¿ya se ha termiando?. Esta película es un homenaje a su hermana, aunque evidentemente la biografía que cuenta no es la misma que aparece en la película, ha ido metiendo pinceladas de la obra de su hermana artista y de la personalidad de ésta, fusionándose con cosas que se han enlazado en la vida de Julio después de la muerte de Ana. Muere ella, a sus 36 años, antes de inaugurar una exposición de pintura, a tres kilómetros del lugar en donde se inauguraría su exposición. Todos esperaban a que Ana llegara para que ella abriera la puerta para que todos entraran a ver sus cuadros, pero no llegó. Es ese el simbolismo de las puertas en la película, Julio nos llena de puertas que abrir, las que la tragedia imposibilitó que abrieran con el seguir de la vida. Sus mujeres, al menos las que salen en la película al final, me recuerdan a cómo pinto las siluetas femeninas, los rostros, los ojos almendrados, los labios, y en eso veo la unión entre el arte y lo femenino. Es curioso cómo la estética inunda todo aquello que buscamos, y mientras veía la película acostada en mi cama,me decía, no lo puedo negar, el arte puebla mi vida, desde las pulseras que llevo en mis muñecas, los collares que llenan mis cajones, los cuadros enfrente a la cama, para verlos nada más despertarme, y los que quedan al lado en la mesilla, todo eso nos hace sobrevivir, nos rodeamos de cosas bonitas pero diferentes y necesarias como el mismo aire que respiramos.
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