sábado, 14 de febrero de 2009

San Valentín en medio de tartas congeladas


Ya ha llegado, el temido día de San Valentín, ayer ya clamaban en Mercadona la venta a granel de tartas con forma de corazón, y qué pena me daba ver a la dependienta dando gritos, vendiendo unas tartas con forma de corazón sospechosa, artificiosa, a fin de cuentas, parecía un espectáculo como el previo a los días de Navidad, te venden lo que sea y como sea. Ella, que se disponía generosa en el mostrador de los congelados, gritaba a voz viva, -Venga, que ayer me tiré toda la noche amasando-llévese su tarta de San Valentín y sorprenda a su pareja. Creo que la mejor manera de sorprender a la pareja en estos tiempos, es metiendo un viaje injustificado a la trajeta de crédito, dejando los números temblando. Así que ayer, con mi dificultosa capacidad de concentración para comprar, con ese politono amoroso sonando por megafonía de Mercadona, terminñe de hacer la compra. Entro, y estoy deseando salir, la mitad de productos no te los venden, la propia marca ha sectorizado las estanterías y te venden el producto pero con su marca, si buscas productos específicos para algo, estás muerta. Doy varias vueltas, echo cuatro cosas a la cesta. y a la caja. Las bolsas se medio rompen, y no veo a casi nadie, por no decir a nadie, que no lleve su carro y directamente eche los productos al carro para evitar que se gasten bolsas de manera indiscriminada. La gente se mira en la cola, miran tus productos, piensan qué vas a comer o cenar, y siguen, pero allí, ayer exactamente, el amor no existía, ni si quiera en las formas impersonales de los corazones de las cajas de las tartas. Esta mañana, con arte y gracia me han regalado una rosa, es un florista peculiar que tenemos en Murcia, se llama Antonio Ríos, y es un artista de la flor, siempre que paso a saludarme, algo me regala, hoy han sido rosas, será el día...

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