lunes, 2 de febrero de 2009

7 segundos frente a 7 minutos

Estoy terminando de hacer la cena, son las 16 y 24 de la tarde, dejé una tortilla de patatas, unas acelgas fritas con jamón y ajos, y unos rollos de jamón york rellenos de espárragos con baño de salsa bechamel, la cocina recogida y un enredo menos que me quito para la noche. En la tele, las noticias de telecinco, las que dan más tarde por el canal digital, de repente veo que hablan de la inauguración de la exposición en Madrid de Francis Bacon, cuento y son literalmente cuatro segundos los que retransmiten, una pasada con los príncipes de Asturias y dos imágenes de los cuadros. Se acaba la noticia, con tal rapidez, que creo que ha habido un errror, pero no, dan paso a la sección de deportes, siete minutos contados para ilustrarnos con detalle cómo bajan de los autobuses los jugadores de fútbol, y me pregunto, a dónde hemos llegado. Han hablado hasta la saciedad hoy de los Goya, de los trajes que llevaban las mujeres, de los tonos pastel, los diseñadores, luego de los entrenadores, fichajes y derivados, y unos escasos segundos a pensar. Es esta tele que tragan nuestros hijos, sentados mientras cenan en la cocina, con un repertorio deportivo que me hace vomitar, y luego queremos, que se zampen cuando vuelven del colegio datos y datos a la espalda, para qué me pregunto a veces, el mundo que les espera es pelora que gira sobre el verde del césped, con focos que no hablarán de los avances científicos o de cultura general, hablarán de alfombras rojas y verdes, la de la nene y la del nene, la de la cultura de masas, la que hace que olvidemos que las neuronas viven en nuestras cabezas, solitarias y ausentes, por este mundo extraño, a veces pienso, la tele debería estar más horas apagadas, no nos perderíamos demasiado.

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