jueves, 22 de octubre de 2009

Jordi Lavanda, estuvo en Murcia, y mis hijos y yo con él


Fué si no el año pasado, el anterior, ya pierdo la onda, creo que el año pasado. Venía a inaugurar una exposición suya en la Universidad de Murcia, en una sala que hay por las Tascas de Murcia, concretamente en el Colegio Mayor Azarbe. Allí había mucha gente, sobre todo adolescentes, un público femenino con carpetas, luego estaba gente ya de nuestra edad, y de ahí para arriba. Pero de ahí para abajo, los únicos niños presentes en la exposición eran mis hijos. Era todo un revuelo, gente entrando y saliendo, y la sala en la que se exposnía estaba a reventar. Curiosamente, mis hijos estaban en primera fila, ahí, y toda la sala con la gente agolpada, arrinconando al artista y a los encargados por parte de la universidad del evento. Llegó un momento, en el que Jordi estaba literalmente arrinconado, en esos momentos, presa su persona, entre mayores descolocados, su mirada fué directa a la de los ojos de una niña, mi hija Alba. De entre todos los presentes, aquella niña, reencarnaba en toda su inocencia, la mirada verdadera de admiración por un dibujante, por un creador de colores como ella. Y fué entonces cuando intercambiaron unas palabras, y le firmó un catálogo que tengo enmarcado, como si fuera hecho para ella. En esos estadios en los que recuerdo y dirijo mi mirada hacia atrás, cuando paseo por tiendas y veo cosas de Jordi, me viene a la memoria su recuerdo, el de un hombre menudo, con su chaqueta aterciopelada, pecoso, con barba y de rostro aniñado, hablando con una niña que le miraba con cierta sorpresa. Un saludo, y feliz mañana a todos.

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