martes, 14 de diciembre de 2010

Enrique Morente y el aire del pueblo....

Podrías estar haciéndote una tortilla francesa, en una sartén con más años que el cuplé, y tener de fondo a Enrique Morente, podrías sentarte en la puerta de la calle de un pueblo costero, sentada en un balancín, y tener a Enrique Morente de fondo. Cuando le escucho, me ve vienen así de golpe las partidas de dominó en los bares, las mesas con los rebordes de los vasos de vino y cervezas, las servilletas en el suelo. Morente no sabe a alfombra roja, sino a calle, a pueblo, a gente que trajina con el sudor e su frente. Es ese eco, el suyo, el que va soltando con su voz quebrada allá donde suene, allá donde se le recuerde. Tecleo estas palabras al son de las palmas, al son de la guitarra y de su voz, y me siento triste de que su eco se nos quede ya sólo en el recuerdo.

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