lunes, 20 de diciembre de 2010

El pecho que da la vida y la quita ...

Es curioso, parimos y amamantamos a nuestros hijos con nuestros pechos, damos vida, ayudamos con ellos a que el tránsito del vientre materno al mundo al que los traemos esté lleno de anticuerpos y defensas que le hagan posible luchar en los primeros meses, y también en otros casos, ese mismo pecho te sacude de un zarpazo a la tumba. Se llamaba Sonia y tenía 42 años, y murió el pasado viernes, el mismo día en el que su hija cumlía tres años. Mis padres son amigos del padre de Sonia, Isidro trabajaba como compañero de trabajo de mi madre, y además era vecino de la calle Cartagena, en donde mi padre trabaja desde hace ya más de treinta años. El día antes hablaba con mi padre en la mesa de la cocina, sus ojos se perdían minetras me decía, la hija de mi amigo Isidro está muy mal, están viendo a ver si la llevan a Navarra, por si se puede hacer algo más. Y al día siguiente se va, se esfuma. El pecho es una baraja que lo mismo te da la suerte que te la quita.

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