jueves, 23 de julio de 2009

" Un autobús muy de estar por casa "


Le dice el conductor del Rayo 15 o 13?, no sé bien, mira, el otro día compré aquí unos caracoles, sí, al de los higos no, al otro, y cuando los fuí a sacar estaban llenos de gusanos, y resulta que como los lavó el hombre para venderlos, ya se quedaron mal. Se llama Pepe, y habla con una señora de la Albatalía, que cuenta que ella cuando su marido estaba, se subía a la terraza en bata, y que luego todo se lo quitaba, desnuica que íba por allá, y me bañaba. Ahora sí que estás bien, le dice el conductor, que desde que te separaste estás mejor que nunca. Me mira y me dice- sí hija, yo pesaba alrededor de 100 kilos, y luego me quedé en 54, las pastillas nena, las pastillas-. Las depresiones que son muy malas las pastillas-, y le digo yo, claro que lo son, lo mejor un paseo por el campo y despejarse la cabeza. Pero ella seguía con su tema, el vecino que sale con la escopeta cargada cuando los críos se asoman a la valla que tiene, que qué cabeza, pues sí. Hasta que me despido de ellos y ya bajo del autobús amarillo, que termina por ser de lo más familiar. Cruzo el jardín, ahora con um poco de más agua que la semana pasada, y el calor sigue siendo pegajoso pese a ser de las primaras horas de la mañana. Venía a por unos resultados, la chica que me atiende va que no le falta detalle, collar, anillos varios, pendientes varios, gafas de colores la montura, sujeta gafas, coletero, y nada, no lo encontramos por ningún sitio. Le pido que llame al laboratorio para confirmarme cuándo estarán, y eso, que me pase mañana por la mañana, con lo que no termino de entender por qué me dijeron pasara hoy....

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