viernes, 17 de julio de 2009

" Ruido por las calles"


Otros años, por estas fechas, andaba por el aeropuerto, generalmente con dirección a Portugal, concretamente Lisboa. Este año, por estas fechas el viaje es la ciudad de Murcia, con el calor impropio del mes de Julio, y más propio del mes de Agosto, pero no importa, los temas pendientes son eso, lo que urge. Salí temprano de casa, hoy tocaba analítica, así que renové el bonobús caducado y puse rumbo a mis quehaceres mañaneros. La Gran Vía de Murcia es un coñazo estos días, está en obras, con su ruido, con sus aceras levantadas, y con su tráfico de siempre. Observo los coches, sólo me ha llamado la atención un Bentley deportivo de color oscuro que pasaba por allí, y como siempre el buen gusto se logra con los años, lo digo por el conductor, o por el nivel económico más bien. Detrás del Bentley otros tantos, pero no era lo mismo, esperaba el número 15, es un autobús amarillo, pequeño, un utilitario lo llamo yo, otras veces lo llamo la caja mixtos, me recuerda a las cajas de cerillas, no sé muy bien por qué. LLego, y veo cómo unos gorrillas increpan a un hombre que no les da la moneda de turno por haber aparcado el coche en la zona azul, el tío se lo explica claramente- mira macho, llevo una mañana de cuernos de trabajo, así que mira, no me los toques, al final, los gorrillas, le dicen que no se preocupe que no pasa nada. Buenas, tengo que hacerme esta prueba, pues espere que en breve le llaman. Dos mujeres esperan también, pero mira por donde entro yo primero, así que luego escucho por la puerta cómo se quejan de que yo habiendo llegado más tarde haya entrado primero. Y lo peor, la orina, dónde está, pues cañería abajo, no sabía que debía de traerla, espero allí un tiempo hasta que me vuelven a sacar sangre y me marcho, ya pasaré el lunes a lo otro. Siguen las obras por otra parte de la ciudad, pienso en el calor que deben de pasar los obreros, deberían de tener un algo que les evitara ese calor, y cruzo un jardín con todo tipo de gentes. Un abuelo pasea al nieto, se les ven felices, en otro banco más alejado, un hombre duerme a pierna suelta, tirado y alejado del mundo y preocupaciones, mientras suena una megafonía, sí algo del Registro, número tal, pase por mesa tal. Me alejo, entro a la Oca, curiosas cosas, curiosos precios, curioso nada, igual que entro salgo, escasa atención por parte de los dependientes o dueños, tan sólo una sonrisa de la limpiadora que andaba con la aspiradora sacando polvo de esos escaparates ficticios de vida, inertes, inmaculados, extraños, como todos los decorados de casa, con libros que nadie lee, con todo en su sitio y a su vez nada en su lugar. Decido hacer la compra que ayer no pude, es un reloj para mi hija, que sea azul, le gusta ese color, y se puede mojar, lo compro en Swatch, tras haber deambulado por el Corte Inglés un rato, llegando a la conclusión de la de cosas absurdas e innecesarias de las que nos rodeamos, me río de las ofertas, de lo tontos que somos a fin de cuentas, compramos ahora cosas a mitad de precio, que anteriormente nos vendían por el doble, es el mercado, pero por qué no siempre está todo al precio que debería de estar, una eterna rebaja. El bonobús hace efecto, segundo viaje en la mañana y vuelta a casa. En el buzón hay un sobre, cobros y cosas, y a preparar lo que falta para el campamento de la moza, le digo, este reloj es para que te acuerdes cuando lo veas de todos los que te queremos, no te lo quites, porque es sumergible, lo puedes mojar.,,,

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