domingo, 2 de agosto de 2009

"Los Nietos"


Necesitaba algo de ropa ligera, entiéndanme ustedes en estos tiempos, no era ni un salto de cama ni lencería para la ocasión, sino ropa de playa, de esa que se combina lo mismo con unas chanclas que con el pie descalzo, la misma que sirve para estar tomando un Martini en la proa de un barco, que en la terraza de tu casa. Lo mejor en estos casos, es huir de tiendas o comercios al uso, y adentrarse en los mercadillos, el bolsillo lo agradece, y total, te vienes con un aire renovado con tus bolsas blancas llenas de ropajes que se secan en un abrir y cerrar de ojos. Ya que el Mercado de Cabo de Palos es un hervidero, y más en el mes de agosto, decido girar al otro Mercadillo, el de Los Nietos. Es una playa que parece tener el botón del tiempo en pause, porque las construcciones de verano, con sus fauces de hormigón y de fachadas de copia y pega, aún no han hecho los estragos que en otras playas se ven. Aún se puede ver la gente sentada en las puertas, los tendederos de ropa entre los coches, con sus bragas, sus bikinis y sus toallas al sol, el agua escurrirse por entre los coches tras haber fregado la puerta, los coches mal aparcados, las mujeres hablando, los hombres en las puertas de los bares, apalancados con palillo interdental, y el puesto de churros dando chocolate y harina al pueblo que se ha levantado. Se puede ver en el bar de la esquina, frente a la pescadería, un cartel en uno de los ventanales, Miguel de tal, el último romántico, esta noche a las nueve y media. Y nos vemos a un galán de telenovela podría ser, con micrófono en mano, con traje negro con pajarita a juego y camisa blanca, con ojos de no se qué, y me digo, este concierto no lo veré con toda seguridad. Gente trabajadora, familias con críos pequeños, cuerpos esculturales a base de sofá y telenovela, es otra cosa, no es una zona idílica, pero tiene su aquel, su encanto. Aviso para viajeros intrépidos, también están los economistas, así los lllamo yo a aquellos que menean el dinero de la noche, ese que se mueve cuando la gente consume sustancias no permitidas bajo el amparo de la ley, y te ves a los típicos economistas con sus cadenones de oro, tatuajes al canto y barba de tres días, pero nadie se mete con nadie.Al final volví con mis trajes de playa por cuatro duros, y el sabor a ambiente mediterráneo, en fin. Cosas de la vida, hoy, al igual que la semana pasada, ando de cumpleaños, esta vez de un vecino, se llama Miguel ángel y cumple cinco añitos, mis hijos no estarán, pero los mayores nos juntaremos para algo más que soplar las velas.

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