miércoles, 10 de junio de 2009

"Agotando hasta el último momento"

Tras estos días de puente y de quehaceres domésticos como poner a punto una casa junto al mar, se nos hacía triste la vuelta al asfalto. Aprovechamos la cena en casa, para volver a la ciudad a última hora de la tarde. En otras ocasiones, no lo hacemos, pero el cielo invitaba a quedarse, a dejarse dormitar incluso, junto al trasiego marino. Desde la ventana, las gaviotas ondeaban el paisaje, mientras los pescadores terminaban de faenar y cargaban en su furgoneta los útiles de pesca. El viernes, cuando llegué ya entrada la noche, al abrir la puerta del garaje, decía, cómo huele a mar. Ahora, la ciudad con su asfalto nos envuelve, y esperamos a que en breve podamos escaparnos para ser sal en la orilla, para ser parte del cielo y de la tierra, en una pequeña orilla.

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