domingo, 23 de noviembre de 2008

Olores y sabores


El viernes, presa de las prisas por no perder el autobús que me llevara a Cartagena, no pude dejar de pensar en este artículo que escribo para hablar de los olores en la calle. Eran las dos menos cuarto, y se olía a sofrito, pero no de ese que se huele tras calentar algo en el microondas, se olía a comida, a casa, a tiempo de preparar fogones con esmero y cuidado. Hoy día, en el que el Precongelado campa a sus anchas con el Precocinado en medio de las cocinas, el olor es algo que no se ha de perder. El sonido de la cebolla saltando juguetona con el aceite, nada tiene que envidiar al sonido plastificado o acartonado de los envases que te lo dan todo preoarado. Yo soy una incondicional de los fogones, de las cocinas amplias para disfrutarlas, y de la compra en la Plaza, y en centros especializados para la compra de determinados productos, que no se encuentran en cualquier sitio. Me preguntaba en cómo la gente pierde eso, la tradición culinaria y se creen que cuatro anuncios de Pescanova son la panacea del buen comer, en cómo nos engañan los panfletos que anuncian cuatro pizzas por el precio de dos, y nos hacen comer como animales carroñeros, la comida de despiece. Así que me sentía en cierto modo orgullosa, porque aún conservo lo que aprendí de la mano de mis abuelos, desde bien pequeña, pegada a los pies de los fogones. Les observaba hacer todo tipo de comidas caseras, de guisos que saben a gloria, y que encantada les hago a mis hijos y familia, y todo aquel quepor casa pase. El tiempo a veces no navega en nuestra misma dirección, y escasea, pero nunca digo no, a ponerme delante del fogón. Por cierto, les acompaño con esta genial ensalada que tomé el viernes antes del Entrecot a la brasa. Habían reservado una mesa en el Pincho de Castilla para darme una sorpresa, y la verdad es que comí de lo lindo, El Pincho, es uno de los mejores sitios de Cartagena para degustar cualquier plato. La única pega, quería tomar Ramón Bilbao de acompañamiento, y nos dejamos convencer por la sugerencia del maitre, la próxima el vino lo elijo yo.

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