miércoles, 19 de noviembre de 2008

Cansancio acumulado


Tras unas semanas de intenso trabajo, mañana es la puesta en escena, quedan pocas horas para la exposición de "Winnie in Winter", un cuento que vamos a contar para el resto de la clase, como si fuera para los niños. Tras la entrega de las fichas de seguimiento correspondientes a las Unidades Temáticas 2 y 3, tras los ensayos, el llegar a casa con la noche encima, y con un dolor de huesos en el cuerpo que ni yo misma me sostengo, me digo, necesito un fin de semana de desconexión, pequeña, mirando al mar, bajo la tranquilidad de esas tardes de sábado inoperantes, con un libro entre las manos, con mis hijos jugando en el jardín, con todo en esa especie de equilibrio que luego sólo se ve perturbada cuando entramos de nuevo en la semana laboral. Hoy el tío de Matías se ha ido a causa de un infarto, esas cosas que llegan sin avisar, con los 54 años puestos como camisa diaria, y ese día pues te mueres, como otra cosa más, como enchufar la tele, arrancar el coche, encender el interruptor de la cocina, llegas y tu corazón dice que se ha cansado de latir, y se para. No te pregunta, oye, he pensado que quiero pararme, qué te parece a tí que me llevas desde que naciste, no, simplemente coge la maleta y se va de casa. Se divorcia de tu cuerpo, y los ojos se quedan mudos y tristes viendo cómo el corazón se larga por la puerta y no te da tiempo ni de avisar, ni de hacer aquello que siempre soñaste y nunca hiciste por h o por b. La muerte es un tema tabú, raro, un oficio difícil de ejercer, si no se es llevando una floristería, un tanatorio o una aseguradora. Los recepcionistas de los tanatorios no se solidarizan con tu pena, no les pagan para ello, te abren la puerta, te encienden la calefacción y te hacen rellenar formularios de cajas, maderas inservibles para la nueva "vida", y eres otro número más en el maratón paseo de dolor, pero bueno, al menos se llevan un sueldo a casa, y alguien tiene que hacer estas cosas. Cuando te enteras de estas cosas, empiezas a pensar en tus seres más allegados, y no te ves en ese momento de negro, porque la muerte señores, es un oficio que no se enseña, se huye de ella,

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