lunes, 24 de noviembre de 2008

Noches en vela


Un pintor no termina de morirse nunca, mientras exista la luz. Murcia pierde a uno de sus hijos, Pedro Sánchez Borreguero, excelente persona y pintor, y cómo no, traumatólogo. En estos días, en los que la ausencia parece vestirse con el frío del cercano invierno, miro a mi alrededor y el tiempo se nos escurre de modo vertiginoso. El tempus fugit, un carrusel de emociones vertiginosas que da la vida, las once de la noche, y hace un momento estaba preparando el asado de pesacado de la cena. Ya anda la cocina recogida, a falta de pasar la fregona, pero lo siento, no me apetece esta noche, hace frío, no sea que se me resfríe el suelo. Me resisto a ser presa de las series sujetas a un día en la semana, todo programado, los personajes, los adelantos del capítulo a lo largo de toda la semana, y de manera incesante en el mismo día en el que se emite la serie, y todo señores, demasiado trillado, un género espeso que no logro digerir cuando me siento frente al televisor. Al final, opto por leer como siempre, o por escribir, pero no aguanto estas series de turno, sin más argumento que los anuncios que ponen en los descansos. Volviendo al inicio de este comentario, se nos ha ido un pintor que a mí me gustaba bastante, al menos la marina que tengo de él, siempre me ha resultado bonita y con encanto. Por cierto, era padre de un jinete olímpico, de Pedro Sánchez Alemán. Mi más sentido pésame a toda su familia.

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