sábado, 21 de noviembre de 2009

Tarde de luces...

No hay libros estos días, ni de lectura ni de estudio, simplemente observo, cuido, recargo energías, atiendo, los deberes de Alba, los exámenes de Fran, los ojitos de Lucía, el trasiego de Jose, las visitas intermitentes, el timbre que suena, el móvil con una felicitación, y yo durmiéndome por fracciones en el sofá, con una película de fondo, con la pequeña en los brazos, con Alba al lado. Esta tarde fuimos a comprar las lámparas que faltaban, primero fué una graduable, para las noches en las que la luz se queda atenuada, para no sobresaltar a la peque, luego, la del comedor, con su lamparita para la lectura en el sofá, hoy han sido las de los dormitorios, las del techo, una a juego con las paredes y la otra acorde con las cortinas. La calle estaba prácicamente desierta, y el dueño de la tienda vió los cielos abiertos, al ver, por tercera vez, un sábado a sus clientes, tal vez los únicos en toda la tarde, tal vez, en todo el día.

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