lunes, 13 de octubre de 2008

La sonrisa perdida



Mientras el sueño se apodera de la vida, la realidad cobra el tono cobrizo del Otoño, y me mece en sus brazos. Arrastrada hacia del destino onírico, su manto me dice que pronto llegará el día en el que la sonrisa se quede de nuevo instalada en mi boca. La mirada reseca se resquebrajará, y dará paso al agua de la montaña. Bajo el parque natural, con el olor a pino y escarcha de media tarde, la noche cubrirá de destellos mis ojos perdidos en el tiempo. Dicen que Nada pierde el que nada tiene, y cómo cobran vida esas palabras hoy día. Nudos atormentados frente al mar, al barco que parte y se pierde en la distancia. Quién sabe, tal vez Caronte haya decidido bajarme de su barco, y el lago Estigia se pierda como punto de partida inicático a mis viajes. Tal vez el rumbo cambie, y de nuevo, la sonrisa se quede prendada en mi boca, y el corazón lata con la fuerza de las ondas que navegan bajo tierra. Deamasiado tiempo sin dejar que la tierra siga su trabajo azaroso, Octubre ha llegado.

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