Juan Manuel compró un billete de ida y vuelta, para volver a su tierra malagueña, y cambió la brisa marinera por el frío de la metralla norteña. Su billete no le indicaba que la muerte se cobraría la vuelta, y que a su mujer e hijo les regalarían años de llantos y angustias venideras. Juan Manuel se levantaba por las mañanas, como tantos nos levantamos, con el trajín diario de los desayunos y las tostadas. Su trabajo en cambio, era diferente, se viste de verde héroe, de verde esperanza, y a pesar de no salir en las pasarelas como mejor traje de héroe, sale con su verde. Hoy el rojo cubre tu capa, y a mí me ahoga tu muerte en esta locura norteña de locos con metralleta y bombas lapa que juegan a ser héroes de la muerte. Te levantaste como todos, y sólo tú estabas en el frente, yo bajo mi frente mientras mi pena te acompaña, lo siento mucho. Y lo peor de todo, es que el frente sigue abierto, y se marcharán más héroes como tú, por este absurdo nacionalista de tierras que sólo sirven para abrigar nuestros cuerpos muertos el día que nos vayamos al otro mundo.
miércoles, 14 de mayo de 2008
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