Estoy terminando de leer "La luna roja", de Luis Leante, y aprovecho los huecos que nos depara la siesta, o la noche en su espelendor. En medio del día, aprovecho a fotografiar aquello que me llama la atención. Hoy el escenario era la playa de Los Nietos, un sitio tranquilo, en el que el tiempo parece detenerse entre la gente sencilla, sin repertorios estéticos impuestos en otras playas llamadas de mejor nivel. Según qué, no te veras a gente compuesta en pleno verano del conjunto de moda, la moda aquí es sentarse en las puertas a hablar con los vecinos, en otras playas, no se habla, lo que se podría traducir en las visitas a terapeutas y psicólogos. Aquí el vaciado personal se hace con la gente de a pie, y es curioso, porque te das cuenta de lo poco que se necesita en esta vida para vivir, y lo mucho que nos complicamos con los artefactos innecesarios. Puedes sentarte en una terraza, mientras la corriente mueve tu pelo, y observas el transitar de los que rendidos al calor, caminan por el paseo .
No hay comentarios:
Publicar un comentario